Finlandia



Hace ya algunos años de este viaje, pero quedé fascinado y por eso mismo quiero compartirlo.
Comenzamos en la capital de Finlandia, Helsinki, mes de marzo, hace bastante frío. Paseando por la ciudad destaca la limpieza de las calles. Como medio de transporte público puedes optar por tranvías, metro o autobuses. Visitas recomendadas, el mercado Kauppatori, la catedral luterana Tuomiokirkko y la Ortodoxa de Uspenkin.



En una de las noches que salimos a tomar algo, nos sorprendió ver como esperaban a las puertas de algún bar de copas en la calle y a temperatura bajo cero, por estar el aforo completo.
En nuestro planing estaba previsto realizar un crucero a Estocolmo con la compañia Silja Line.



Un elegante y enorme barco, su interior imita a una calle de cualquier gran ciudad donde encuentras boutiques, discotecas, cafeterías e incluso casino. Caminando por la mencionada calle y escuchando de fondo música jazz interpretada por un grupo de músicos, puedes ver en uno de los extremos los ascensores panorámicos y a la hora de la cena, dirígete al restaurante  y toma entre otras cosas su famoso salmón.


Por la mañana llegamos a Estocolmo, también muchísimo frío. Pudimos ver un cambio de guardia del Palacio Real, muy impresionante. Dedicamos el día a recorrer sus calles adoquinadas, comprando algún que otro recuerdo, visitar la Catedral y por supuesto tomar un café bien caliente.


De nuevo en Finlandia, comienza nuestra ruta hacia el norte del país,primera parada en Kuhmo. Desde Helsinki tomas un tren hasta Kajaani y después un autobús. Montados ya en nuestras motos de nieve, el guía nos llevó de excursión hasta la frontera con Rusia. Allí te esperan en una cabaña donde almuerzas. Después pudimos acercarnos hasta la misma frontera donde a cambio de tabaco, el ruso nos puso en el pasaporte el sello. El trayecto es espectacular con unos paisajes de foto.

Nuestra siguiente visita es Kuusamo. Las excursiones las realizamos prácticamente todas en motos de nieve, ya que tienes la posibilidad de adentrarte en los bosques y acceder a lugares que no puedes de otra manera. Así que dicho y hecho. Nos llevaron a una especie de poblado rodeado de enormes arboles donde nos esperaba un "sami", quien nos realizaría el bautismo lapón. Más tarde nos trasladamos a una granja de perros huskys donde realizamos un recorrido en trineo tirado por estos fuertes perros.


No quisimos perdernos otra excursión típica del lugar, otra granja pero esta vez de renos, conduces un trineo tirado por estos animales y al acabar te ofrecen una bebida caliente a la vez que te hacen entrega de un carnet para poder conducir trineos de renos.

A la vuelta, el guía nos enseñó como pescan en el hielo, llevaba todos los útiles en la moto ya preparados. así que, otra experiencia más.

Por supuesto no quisimos perdernos la visita a Rovaniemi, capital de la Laponia finlandesa, por donde atraviesa el círculo polar ártico, aquí vive Papa Noel. En la estafeta de correos puedes dar tu dirección para que en navidades Papa Noel te felicite. Por supuesto no te irás sin comprar algún recuerdo. Tuvimos suerte y digo esto porque creo que ahora ha cambiado un poco, nos hicimos fotos con él e incluso le pedimos que felicitara a nuestros sobrinos mientras que le grabábamos, sin problemas, muy simpático. Ahora según tengo entendido el vídeo lo hacen ellos y luego te lo venden. Aún así merece la pena.

Fachada de una agencia con las excursiones que puedes realizar

No dejes de visitar el Centro de Arktikum en el centro de Rovaniemi.

Nos trasladamos a Kemi, otro lugar que no deja de sorprender. Esta vez nuestra excursión consistía en embarcar en un buque rompehielos "Sampo". Una cosa que te deja perplejo, es estar en el mar congelado y ver acercarse un enorme barco hasta tus mismos pies.

Haces una pequeña travesía para observar como va rompiendo bloques de hielo de dos metros de espesor, te enseñan la sala de máquinas y los distintos departamentos del barco. Comes y a la vuelta, el que quiere puede darse un bañito. Para ello, te dotan de un traje especial para protegerte del frío, aunque hubo algún ·valiente· o "loco" que pensó que no le hacía falta.

Y finalizando nuestro viaje, visitamos Porvoo, una pequeña ciudad en la que destacan sus casas construidas en madera. Los habitantes son bilingües, finoparlantes y suecoparlantes,

De vuelta a Helsinki para descansar la última noche y coger el avión de regreso a casa

Ha sido un viaje espectacular, digno de recomendar, por eso os lo cuento.